Cuando hay heladas o nieve, cada decisión al volante se vuelve crucial para garantizar la seguridad de todos en la carretera. Uno de los principios fundamentales para una conducción segura en estas condiciones es comprender por qué es importante utilizar una marcha más larga.

¿Qué significa conducir con una marcha más larga?

Cuando hablamos de “conducir con una marcha más larga”, nos referimos a utilizar una marcha superior en la transmisión del vehículo, lo que implica conducir a velocidades más bajas pero con una mayor eficiencia del motor. En lugar de mantener altas revoluciones por minuto (RPM), como se haría al conducir en una marcha más baja, conducir con una marcha más larga implica reducir las RPM, lo que puede ser crucial en condiciones de carreteras heladas o nevadas.

¿Por qué es importante usar una marcha más larga en hielo o nieve?

  • Menor riesgo de pérdida de tracción: Conducir a altas RPM en una marcha baja puede hacer que las ruedas giren más rápido de lo necesario, lo que aumenta el riesgo de perder tracción, especialmente en superficies resbaladizas como el hielo o la nieve. Al utilizar una marcha más larga, se reduce la posibilidad de que las ruedas patinen, lo que mejora la tracción y el control del vehículo.
  • Mayor estabilidad y control: Al reducir las RPM, se reduce la probabilidad de que el vehículo responda bruscamente a pequeños cambios en la superficie de la carretera. Esto proporciona una sensación de mayor estabilidad y control al conductor, lo que es crucial para maniobrar de manera segura en condiciones de conducción adversas.
  • Menor riesgo de frenado brusco: Conducir con una marcha más larga permite mantener una velocidad constante con menos necesidad de frenar con frecuencia. Esto es especialmente importante en carreteras heladas o nevadas, donde frenar bruscamente puede causar que el vehículo se deslice o derrape, perdiendo así el control sobre el mismo.
  • Reducción del consumo de combustible: Conducir con una marcha más larga generalmente resulta en un menor consumo de combustible, ya que el motor no necesita trabajar tan duro para mantener la velocidad. En condiciones de invierno, donde el consumo de combustible puede aumentar debido a la necesidad de calentar el interior del vehículo y enfrentar la resistencia adicional de la carretera, esta eficiencia puede ser beneficiosa tanto para el conductor como para el medio ambiente.
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